He aprendido que un tropezón no es una caída; que si sonríe a la vida, te devolverá esa sonrisa porque que todo en la vida vuelve; que no hay mal que por bien no venga; que con voluntad y esfuerzo todo resulta más fácil; aprendí que es mejor no preocuparse demasiado, lo que llega es por algo y lo que se va también; que no se llora a quien no te valora; aprendí que lo más valioso del mundo es la familia y los amigos de verdad; que la felicidad se encuentra en lo que hacemos por una buena causa, y no en lo que tenemos; que por más dificultades y obstáculos, el objetivo es levantar la cabeza y SEGUIR ADELANTE.
Víctor Román Carrasco Bueno
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